Parece que los políticos se sortean los atriles, de los distintos países y desde la comitiva de la UE para meter la pata una y otra vez. Supongo que bien porque no se han estudiado bien el discurso el día anterior o más bien porque el ambiente está tan caldeado que es mejor meter la pata y obtener críticas, que la gente y los periodistas estén tan atentos a lo que de verdad se cuece. En este caso, la última en sumarse a esas tendencias ha sido la presidente del FMI, y Legarde calienta más aún el ambiente de la crisis griega.
En realidad, legarde ha calificado a los griegos y a las acciones del gobierno en Grecia como «Indignas», «peligrosas», «esquemáticas». Claro que uno que habla sin saber, porque hay que decir que Legarde en realidad no paga impuestos y se mete en el bolsillo más de 350.000 euros al mes. Con su puesto de diplomática, cualquiera podría vivir con muy buenas posibilidades, pero quizás que con el salario bajo mínimos, sin trabajo o con una inflación que no para, como ocurre en Grecia y además abonando las tasas no sé si le resultaría tan sencillo.
La verdad es que los discursos radicales sin habérselos aplicado previamente me parece que no vienen a cuento. Sucede lo mismo en España, todos nos hablan de recortes, de subidas de impuestos y de privatizaciones, pero los políticos no se aplican nada de ello y se quedan como si no hubiese pasado nada y aquello fuera de lo más normal. Y claro, ya nadie se cree semejante discurso, y luego aparecerán los extremismos. Que nadie se queje luego, porque ellos mismos nos han abocado a ello.
Más info | El País
