El sábado y ayer se celebraron en Italia los comicios en varias administraciones regionales y ayuntamientos. Y lo cierto es que la propaganda que llegaba por la TV y los periódicos estaba precisamente basada en que aquello era una especie de primera ronda de las generales, muy parecido a lo que sucede en España a día de hoy, a apenas una semana de convocar a los ciudadanos a las urnas.
Y con unos resultados que a esta mañana hablaban de tan solo el 5% de los votos escrutados, un verdadero misterio de la burocracia italiana en la lentitud por mostrar lo que los ciudadanos habían decidido, o una nueva artimaña política, como ya empiezan a afirmar algunos antiBerlusconistas, lo cierto es que la izquierda se queda con el norte del país, territorio en el que por lo general, la derecha encabezada por la alianza que forman entre toros el partido de Berlusconi, siempre tenían las de ganar.
Y esto significa no que Europa se esté volcando hacia la derecha, como nos quieren hacer creer los del PP, sino que la política, como la economía y tantas otras cosas tienen sus ciclos, y a ciclo acabado la renovación en el caso de España, y de un modo distinto en Italia, pasa por pasarse al otro bando, ya uqe siempre hablamos de partidos de centro.
Por tanto, en Italia, con un inagotable Berlusconi y sus múltiples escándalos, las urnas lo han catigado con el voto a la mayoría opositora de la izquierda, mientras que en España con un optimista zapatero que no va más allá de las palabras, los ciudadanos lo castigarán con un giro hacia la derecha. No es ninguna novedad. Se trata de ciclos políticos que siempre han existido.