En plena crisis del ébola en España, se suma un nuevo aliciente, si ya de por sí, los inmigrantes subsaharianos huían de sus países por la pobreza, escasez, y en busca de una oportunidad, ahora se suma alejarse lo más posible del epicentro de la enfermedad que asusta a todo el mundo, el ébola.
Ayer mismo más de 200 inmigrantes se subieron a las vallas fronterizas, con el fin de llegar a territorio español. Sólo 20 lo consiguieron, y la enfermedad vírica, es una causa más que se une a este movimiento. Los subsaharianos, comprueban como en sus países mueren por esta enfermedad sin tener posibilidad alguna, y aunque España ya ha tenido algún caso de contagio, y dos pacientes murieron, ellos saben que siempre tendrán más oportunidades de sobrevivir en Europa que en sus países.
A todo esto hay que sumarle la problemática que supone para la Guardia Civil fronteriza de Melilla, que ya no sólo tienen que cuidar que se guarde la ley de fronteras, sino que ven que tienen un alto riesgo de contagio, porque no saben en qué condiciones llegan los subsaharianos, y si están contagiados o no.
De hecho en las imágenes de ayer, pudimos ver como muchos agentes ya llevaban mascarillas protectoras por si acaso. Jornada de ayer por cierto, que pudimos ver como de nuevo se vieron agresiones entre fuerzas de seguridad española, y subsaharianos. Y sobre todo se pudieron observar gran cantidad de devoluciones en caliente.
En mi opinión, los esfuerzos contra el ébola, se tienen que centrar sobre todo en África, porque como toda epidemia, se debe por apagar el foco inicial. Dónde la Organización Mundial de la Salud se está centrado, es en Europa dando consignas y protocolos de actuación, y las farmacéuticas se apresuran para hacer vacunas para el primer mundo, pero mientras el foco africano siga vivo, todo el planeta seguirá en riesgo, y actos como los de la frontera de Melilla se volverán a repetir, una y otra vez, siendo una postura totalmente comprensible la de los inmigrantes subsaharianos.
