Cuando Alfonso Alonso advirtió enérgico el miércoles de que el PP pediría la ejecución inmediata de la sentencia de la Audiencia de Álava, el mundo se vino encima del prestigioso equipo jurídico de Gregorio Rojo. Jamás llegaron a pensar que los populares irían tan rápido a por el jaque mate de esta larga partida.