ETA puso el domingo condiciones al fin de su violenta campaña por la independencia, advirtiendo en una entrevista con el diario Gara de que se reservaba el derecho a defenderse durante un llamado «alto el fuego».
El anuncio de una tregua este mes fue ya recibido con escepticismo por parte del Gobierno, cuando Zapatero lo consideró insuficiente y reiteró que sólo se esperaba que la banda dejara las armas «del todo y para siempre».
El domingo, durante un acto de partido en Zaragoza, el líder socialista ni siquiera mencionó la entrevista en Gara ni aludió implícitamente a ella, en una muestra de la poca credibilidad que concede el Ejecutivo a las intenciones de paz de ETA.
Por su parte, el líder del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Iñigo Urkullu, dijo en un mensaje a la militancia congregada en la localidad alavesa de Foronda con motivo del Alderdi Eguna (día del partido) que lo que exigían a ETA es el «cese definitivo» o «disociación manifiesta» y el «paso a la política».
«No vale alto el fuego que no sea cese definitivo, oposición frontal a cualquier forma de violencia, amenaza y pretensión de tutela que pueda alterar la situación política o los procesos de diálogo», dijo Urkullu.
En referencia al acuerdo dado a conocer ayer en Guernica por la izquierda abertzale y Eusko Alkartasuna, al que se sumó Aralar y otros grupos, y en el que se pedía a ETA «un alto el fuego permanente y unilateral», Urkullu habló de «escenificar un guión ya escrito».
«¿No había sido ya un alto el fuego lo anunciado el 5 de septiembre?», se preguntó.
«DIÁLOGO DE SORDOS»
En este sentido, el portavoz de los socialistas vascos, José Antonio Pastor, criticó las «condiciones y requisitos» planteados desde el ámbito independentista, y subrayó que la izquierda abertzale seguía sin pedir la desaparición definitiva de ETA.
«Es como una especie de diálogo de sordos entre ellos y un diálogo de sordos entre ellos y el resto de la sociedad, que seguimos esperando desde hace mucho tiempo que anuncien su desaparición definitiva», declaró.
Por su parte, el líder del Partido Popular vasco, Antonio Basagoiti, dijo que la entrevista de ETA era «una evolución de lo mismo» y rechazó «mesas, negociaciones, mediadores o tontos útiles» con la banda.
«¿Quiénes son esta banda de asesinos medio-acabados que quieren ponerse al nivel de un gobierno o a nivel de una negociación?. La fórmula sigue siendo la clásica, es independencia y socialismo o asesinato, y la fórmula que tenemos que dar los demócratas es acabar con ellos, que entreguen las armas o que se las quiten», declaró en la cadena Ser.
La banda, que ha sufrido un gran acoso policial en los últimos años con el arresto de numerosos dirigentes, ha roto varias treguas en el pasado, y tiene un historial de más de 850 muertos a sus espaldas.
El Gobierno dijo a principios de mes que ETA podría estar intentando que las formaciones de la llamada izquierda abertzale, ilegalizadas por sus vínculos con la banda, regresaran a la política de cara a las elecciones municipales de 2011, y ha insistido en que para ello deberán romper definitivamente con ETA y condenar la violencia.
La última tregua que ETA rompió fue en 2006, con un atentado en el aeropuerto madrileño de Barajas en el que murieron dos personas. Su última víctima mortal fue un policía francés que estaba intentando arrestar a unos etarras que intentaron robar un coche en las afueras de París el pasado marzo.