Roma.- Gianfranco Fini, presidente de la Cámara de los Diputados italiana y cofundador del partido en el Gobierno, el Pueblo de la Libertad (PDL) de Silvio Berlusconi, dijo hoy que dicha formación «ha muerto», pero aseguró que trabajará para dar forma a un nuevo pacto de legislatura para llegar a su conclusión en 2013.
En un discurso ante sus seguidores en la norteña localidad de Mirabello, Fini no hizo el esperado anuncio de fundación de un nuevo partido, aunque sí marcó las distancias con el primer ministro Berlusconi, a quien prometió dar batalla en el Parlamento.
Afirmó que no traicionará el pacto con los electores y que sigue adelante en el arco del centro-derecha, pero dejó claro que expresará sus dudas y sus críticas frente a aquellas propuestas que considere que no están de acuerdo con el pacto que inspiró la fundación del PDL, hace 14 meses, con la fusión de la Forza Italia de Berlusconi y la Alianza Nacional de Fini.
Fini declaró que el movimiento Futuro y Libertad para Italia (FLI), siglas bajo las que se reúnen en la Cámara de los Diputados y el Senado los parlamentarios que se escindieron del PDL tras su expulsión de la formación el pasado 29 de julio, «no rema contra el Ejecutivo», pero descartó un regreso a ese pacto de hace casi un año y medio.
«El PDL no existe, murió el pasado 29 de julio porque no se cumplió con el compromiso de respetar las diferentes ideas. Así es fácil responder a la pregunta de qué sucederá en el futuro. Futuro y Libertad no volverá a entrar en una cosa que no existe», explicó Fini, quien opinó que el PDL es tan sólo una Forza Italia ampliada.
No obstante, Fini apostó por llegar al final de la legislatura en 2013, aunque para ello señaló que hay que superar el esquema seguido dentro de la mayoría conservadora hasta ahora, sustentado en dos pilares: la federalista Liga Norte de Umberto Bossi y el PDL de Berlusconi.
Fini exhortó a dar «un nuevo sentido a la política italiana, una política valiente que dé un futuro a Italia».
Así, subrayó que, cuando Berlusconi se presente ante el Parlamento para pedir la confianza sobre su programa de Gobierno, los portavoces de FLI hablarán «alto y fuerte».
«Pediremos que se discuta cómo se llevan a la realidad los cinco puntos» que se contemplan en el programa -políticas de federalismo económico, reforma del fisco, iniciativas para el sur, justicia y seguridad- y «con espíritu constructivo querremos saber cómo se da vida a esos puntos».
Durante su discurso, Fini quiso dejar claras, además, las condiciones en las que tuvo lugar su salida del PDL, aseguró que no hubo ningún intento de escisión por su parte, defendió su posturas a veces discordantes con las del PDL como una forma de dialéctica interna y tachó su expulsión como un «acto digno del peor estalinismo».
En alusión a Berlusconi, advirtió de que gobernar no es simplemente mandar, sino buscar un equilibrio, y de que el conjunto de garantías previstas en la Constitución son un principio «sagrado», pero no puede ser considerado como una «inmunidad permanente».
Fini quiso dejar claro que su oposición a Berlusconi no será gratuita y aseguró que «Il Cavaliere» fue elegido por voluntad popular e intentar sacarle por la vía judicial sería un error, por lo que, afirmó, nadie le verá ponerse en contra de medidas como la ley del legítimo impedimento o el «Lodo Alfano», que daba inmunidad a los cuatro altos cargos del Estado.
El discurso de Fini dejó abierto el futuro de Italia, ya que no fuerza las elecciones anticipadas al mostrarse a favor de apoyar el programa del Gobierno, aunque sí pone en una situación de equilibrios a la mayoría conservadora, sobre todo en la Cámara de los Diputados.
En la Cámara Baja, que cuenta con 630 diputados, el binomio de PDL y Liga deja de tener mayoría absoluta, puesto que se queda con 298 escaños, y los 33 seguidores de Fini se configuran como claves para la aprobación de las políticas gubernamentales.
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