El alejamiento entre Berlusconi y Fini, cofundadores del partido gobernante de centroderecha Pueblo de la Libertad (PDL), ha colocado al Gobierno al borde del colapso, y vuelan las frases difamatorias y acuerdos dudosos antes de un enfrentamiento en el Parlamento la semana próxima.
Il Giornale, un diario dirigido por el hermano de Berlusconi, ha publicado una serie de artículos que acusan a Fini de acuerdos irregulares sobre un apartamento en Mónaco, que fue dejado como donación a su ex partido, la derechista Alianza Nacional.
En un vídeo revelado el sábado por la noche, Fini dijo que había llegado el momento de poner fin a la «masacre» de los medios de acusaciones de que el apartamento fue vendido por debajo de su verdadero valor a una firma situada en un paraíso fiscal y que era una fachada de su cuñado, Giancarlo Tulliani.
Fini reafirmó que no sabía a quién pertenecía la propiedad, que le había preguntado varias veces a Tulliani y que él había negado ser propietario del apartamento.
«Si resulta que Tulliani es el dueño y que mi buena fe ha sido traicionada, entonces no dudaré en dejar la presidencia de la cámara», dijo Fini.
Declaraciones realizadas el viernes por el ministro de Justicia de la pequeña isla caribeña de Santa Lucía, Rudolph Francis, confirmaron la autenticidad de un documento filtrado a la prensa italiana que vincula la firma offshore con Tulliani.
Fini ha enarbolado las banderas de la legalidad y la moralidad en un momento en el que Berlusconi se enfrenta a acusaciones de corrupción y tráfico de influencias contra algunos de sus aliados más cercanos.