Italia está que arde. Desde dentro del partido de Berlusconi, desde la oposición y la sociedad en general. El circo que ha montado Gaddafi para su visita conmemorativa del Tratado de amistad entre Libia e Italia ha despertado demasiadas críticas. Críticas que le vienen grandes a Berlusconi, que ya no sabe como calmar los hábitos sin desmejorar las relaciones con el líder libio.
La polémica ha aparecido con el numerito que Gaddafi ha montado. Un escenario similar al del año pasado. El líder se ha rodeado hoy en la capital italiana de 500 (ayer habíamos confirmado desde aquí que serían 200) chicas guapísimas y con unos cuerpos de infarto para dar unas conferencias sobre el Islam.
La presidenta del Partido Democrático ha sido muy crítica con la situación: «humilla a las mujeres italianas», y ha dicho que Berlusconi se excede al «ofrecer un escenario a un señor que para hacer su propaganda pretende rodearse de muchachas bellas».
Lo que más me llama la atención son las afirmaciones del líder libio. «Europa será musulmana» rezó en un acto en el que convertía al musulmán a tres chicas que habían asistido al congreso el año pasado, entre las cuáles una era española.
Personalmente no tengo nada en contra del Islam, me parece una religión tan respetable como cualquier otra. Pero tal como andan las cosas, con los atentados, los talibanes, y la escasa libertad que tienen otras religiones en países de mayoría musulmana, el numerito de Gaddafi me parece excesivo y es también demasiado excesivo el pasotismo de Berlusconi. Por muchos intereses que haya entre el gobierno de Italia y Libia, la sociedad está por delante. Y sinceramente, lo de Gaddafi me parece una burla a la sociedad italiana y a la europea en general.
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