España ya no mola. Eso es precisamente lo que deben pensar los inmigrantes no comunitarios. Desde enero hasta septiembre de 2010, el número de extranjeros no comunitarios con permiso de residencia en nuestro país descendió en un 6,5%. Un simple dato como este da mucho que pensar e invita a hacer muchas reflexiones.
La pregunta que se me viene a la cabeza es ¿por qué hay menos inmigrantes con permiso de residencia en España? Las respuestas pueden ser múltiples. En primer lugar, porque con la que está cayendo, con la crisis que estamos padeciendo, ha aumentado la economía sumergida, el trabajo cobrado y pagado en negro. En definitiva, que las personas que tienen como empleados a inmigrantes se lo piensan mucho más aún si cabe para hacerles un contrato de trabajo y permitirles de esta forma obtener un permiso de residencia, los famosos y ansiados papeles.
Pero también se me ocurre otra respuesta, todavía más triste, desalentadora y deprimente que la anterior. Hay menos inmigrantes en nuestro país porque España ya no mola. Porque por culpa de la crisis aquí ya no hay trabajo para nadie. Porque ya no les interesa venir a nuestro país. Saben que no van a encontrar trabajo, ya no les atrae España, ya no es un buen destino para buscarse la vida.
Y no les falta razón. Parece que todo el mundo se ha dado cuenta de la situación tan dura en la que nos encontramos. Los españoles y los extranjeros. Todos somos conscientes menos los que más deberían enterarse. Los políticos. Pero esa es otra historia.
Antes los inmigrantes ocupaban los puestos de trabajo que los españoles no querían. Y todos tan contentos. Pero ahora, cuando el trabajo es el bien más preciado, ni unos ni otros están en condiciones de rechazar un empleo, sea el que sea. Los inmigrantes porque el empleo es para ellos no solo la forma de ganarse la vida, sino el camino hacia la regularización.
Y los españoles porque le han visto las orejas al lobo, porque casi cinco millones de familias lo están pasando francamente mal, porque el la prestación por desempleo no dura para siempre, se acaba y, por si fuera poco, el subsidio por desempleo de 426 euros será historia a partir del próximo mes de febrero. Y cuando el paro se acaba lo único que queda es trabajar, no importa dónde ni de qué. Lo dicho, España ya no mola, por eso unos se quieren marchar y otros no quieren venir.
Fuente | ABC