España no quiere mojarse. No quiere imponer ni proponer. No quiere nada. Así de claro lo ha dejado la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, en la ONU. España quiere un pacto, un acuerdo sobre el conflicto del Sáhara, pero no le importa cómo sea ni las condiciones. Lo único que le importa es aprobar el pacto, llegar a un acuerdo con Marruecos, sea el que sea, y todos tan contentos.
Trinidad Jiménez ha asegurado que Madrid, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, va a apoyar cualquier acuerdo que ponga solución a este conflicto, sea la que sea, siempre y cuando sea dialogado por las dos partes, Rabat y el Frente Polisario.
Vamos, que como ha venido demostrando en los últimos meses, especialmente a raíz del conflicto tras el desmantelamiento del campamento saharauí de El Aaiún, a España todo este asunto ni le va ni le viene. No le importa, no le preocupa, prefiere decir a todo que sí y mirar para otro lado. Prefiere mantenerse neutral, contentar a unos y a otros, cuando con esta actitud lo único que consigue es todo lo contrario, enfadar a todas las partes y quedar mal con todos.
Así nos luce el pelo, y no solo en política internacional, que también, con estas actitudes pasivas, en las que las decisiones y la iniciativa brillan por su ausencia. Pues nada, sigamos así, sin mojarnos, sin hacer nada, bajándonos continuamente los pantalones ante Marruecos y dejando que todos lleven la voz cantante mientras nosotros nos dejamos hacer.
Fuente | Público