La verdad es que hay mucho que decir de la actuación policial de estos días 25S y 26s, y también de la de la huelga del País Vasco y Navarra. Pero me gustaría empezar diciendo que tengo amigos policías y creo que jamás harían muchas de las cosas que se han hecho en las manifestaciones. El ejemplo más claro es el señor del bar, que se ha declarado no solo votante, si no también afiliado al PP y que ha tenido que salir a defender a los que para los de la derecha son los perroflautas alborotadores con su cuerpo de los que deberían ser los «buenos», pero que no se comportaron como tal.
¿Es justo que la policía haga y diga lo que le venga en gana?
La respuesta es claramente no. De hecho hablando estos días sobre eso con un amigo que trabaja en la Policía Nacional comentábamos que el cuerpo no debería actuar en contra de una masa, aunque sean culpables, si dentro de esa masa hay muchos inocentes. Y eso no fue siquiera lo que pasó. Porque hay están las cargas de Atocha y las imágenes del bar del Prado para demostrar que no se actúo ni con mesura, ni con sentido común ni con control. Si no con aquello de «leña y punto».
A veces pensamos que el delincuente tiene todos los derechos cuándo no lo pillan. Pero para que lo pillen y sea condenado en un estado de derecho en el que la democracia vaya por delante de todo, la policía tiene que cumplir unas normas, y esas normas en las manifestaciones no se cumplieron. Pero si cabe, lo peor no fue la actuación policial, si no las declaraciones del gobierno, por un lado felicitándoles y luego acusando a los detenidos ante la Audiencia Nacional. Y menos mal que no los procesaron, porque parece que en este país los poco cuerdos que nos quedan son los jueces… esperemos que contagien al resto de poderes, porque si no España acabará muy mal.