Hoy en Francia se aprueba la ley que veta el uso del velo integral en espacios públicos. Y evidentemente, como todo lo que tiene que ver con la religión la polémica viene servida en bandeja de plata. Sin embargo, antes de entrar en valoraciones, cabe atender a dos factores, que hacen del territorio francés, un país singular, y diferente al resto de Europa en cuanto a la aplicación de esta norma:
- La cultura francesa: Francia siempre se ha caracterizado por tener unos valores mucho más cerrados, y por conservarlos casi por encima de todas las cosas. La revolución francesa, y ese orgullo galés quizás han ayudado a que el asunto se enfatice.
- La influencia africana: hay que tener en cuenta que gran parte de África fueron colonias francesas, por lo que la mayoría de sus inmigrantes proceden de países de lengua francesa y que ahora han adoptado a la religión musulmana. Teniendo en cuenta que la lengua es la misma, Francia es el destino número 1 elegido por aquellos nacionales que ven mucho más sencillo adaptarse que en otro lugar de la U.E
Partiendo de ello, me parece totalmente lógico que Francia luche, no solo por lo que es un símbolo de la mujer como objeto, no solo lo que es un símbolo de la inferioridad de la fémina, sino también por lo que es un signo de la antilibertad, de la cual Francia, con aquel “Libertad, Igualdad y Legalidad” no se puede permitir.
Y lo que está claro es que a mi me parece perfecto. Así como yo cuando me voy al Shara, procuro vestirme como lo hacen allí, jamás se me ocurriría irme a Irán con un vestido de los que me pongo un sábado cualquiera, o no me pasaría por la Turquía rural en minifalda, los nacionales africanos, tienen que entender que aquí la cultura es otra, e imponer tu cultura en un país de acogida, tiene poco que ver con la libertad religiosa o cultural; es más, yo lo llamaría más bien un acto de rebeldía. Y una rebeldía, por cierto, poco inteligente. Al menos, para las mujeres.
