Ya han pasado dos años de la reforma llevada a cabo por el Ministerio de Sanidad, y muchísimas personas salieron a las calles para protestar, tanto ciudadanos como trabajadores de los hospitales y centros sanitarios, la llamada «Marea blanca». Ahora ha sido el turno de las organizaciones y plataformas, que han escrito y firmado un manifiesto, exigiendo al Gobierno la inminente derogación de la reforma sanitaria, y creación de una nueva Ley de Sanidad española con carácter «universal, de calidad y sostenible».
La situación es complicada, pero sin duda la sanidad es lo más importante para una nación, y por eso tanto ciudadanos como organizaciones están dispuestos a luchar hasta el final. Este manifiesto lo han firmado más de 60 organizaciones y plataformas sociales, científicas,y profesionales de la medicina, entre las que se encuentran organizaciones sin ánimo de lucro como Amnistía Internacional, Cáritas Española o Médicos del mundo. O también sociedades científicas como La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, la semFyC, o la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, la SESPAS.
La petición está clara una sanidad para todos, donde el colectivo más golpeado por la crisis, por lo menos no tenga trabas a la hora de acceder a una sanidad gratuita y de calidad. Así afirman en un comunicado las consecuencias de en sanidad tras la reforma de Ana Mato:
«dejó de ser un derecho de todas las personas y pasó a ser una prestación vinculada a la condición administrativa de asegurado»
Y este es el miedo que existe, que poco a poco nos vayamos a convertir en un país lleno de hospitales privados vacíos, y hospitales públicos llenos en pésimas condiciones. Este hecho ya está sucediendo, donde se han recibido numerosas denuncias de casos de urgencia que se han sentido totalmente desatendidos, por el colapso, o por los medios de los centros.
Veremos cual es la respuesta del gobierno, aunque no parece que vayan a dar su brazo a torcer. En mi opinión la sanidad es lo que da a un país el rango de país desarrollado y cívico. Es verdad que es el aspecto, si se tiene una sanidad pública en condiciones, que más gasto supone para un estado, pero ¿qué hay más importante? No se puede jugar con la salud, y menos intentar salir de la crisis negociando con algo tan esencial. «Externalizar» como suelen llamar a las privatizaciones, es vender nuestros derechos, y establecer clases en la sociedad, sobre quién podrá acceder a una sanidad de calidad, dependiendo del tamaño de su cartera.
