El caos de su espionaje debilita a EE UU

Más dinero, más agencias, más analistas, más, más, más. Desde que el 11-S de 2001 los terroristas de Al-Qaida hiciesen temblar de miedo a los estadounidenses atacándoles en casa, el Gobierno ha respondido a cada amenaza terrorista con una nueva partida económica para inflar el gigantesco sistema de inteligencia, que ha alcanzado niveles absurdos que se escapan a la comprensión de cualquier ser humano.

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