Escobas y cacerolas, las mejores armas

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No nos libramos nadie. De la crisis, digo. Sus consecuencias no son únicamente el paro o los recortes presupuestarios. Van mucho más allá y han llegado incluso a los cuarteles. Sí, como lo oyen. Militares, soldados, se han visto obligados a limpiar y cocinar en los cuarteles. ¿Y por qué? Por algo muy simple. No hay presupuesto para pagar a una empresa para que se encargue de limpiar y cocinar en las instalaciones militares. Así están las cosas.

Pero parece que la cosa va a ir a peor y conforme se vaya terminando el presupuesto para el mantenimiento de las instalaciones del Ejército, que para este año 2011 asciende a 83 millones de euros, los soldados deberán no solo limpiar o cocinar, sino también ocuparse de la jardinería, la recogida de basuras y todo tipo de pequeñas chapuzas.

Vamos, como en la mili. E imagino que, al igual que ocurría en la mili, serán los soldados rasos los que se ocupen de todas estas tareas y no los coroneles, generales o sargentos. Como ocurre en todas partes. La veteranía es un grado y los que mandan mandan y al resto solo nos queda obedecer, cumplir órdenes y, como en este caso, coger la escoba y la cacerola. Es lo que hay. Para qué darle más vueltas.

Sin embargo, parece que todo este asunto no ha sentado muy bien en las altas esferas del Ejército, ya que consideran que los soldados profesionales no deberían hacerse cargo de estas tareas que consideran, entre otras cosas, impropias a su condición. Impropias o no, no las va a quedar más remedio que irse acostumbrando. Como decía antes, nadie nos libramos de la crisis y a todos, en menor o mayor medida, nos toca apretarnos el cinturón. Esperemos que a los militares no se les caigan los anillos por tener que cambiar los fusiles por escobas y cacerolas.

Fuente | La Razón