Ver al presidente de Venezuela, en sus múltiples apariciones públicas es casi como ver a todo un espectáculo de masas al más puro estilo de los romanos que ver a un verdadero líder político. Y es que a Chávez ya no le gusta ser el presidente de Venezuela le gusta ser la figura que se creo, un semidios que ha llegado a convertirse en el amo y señor del país.
La última del presidente venezolano ha sido salir de su sesión supuesto de quimioterapia, y digo supuesta, porque la ciencia no ha confirmado jamás que una persona con cáncer y que se someta a quimioterapia pueda engordar al ritmo del señor Chávez, ha salido en un coche con techo solar desde el que se ha asomado para saludar a todos los que le esperaban. Cuando en un país, la única escena en la que Chávez se ve trabajando es cuando está entre la masa, como en una campaña electoral continua.
Y el problema, no es que el señor Chávez viva cada instante de ser el protagonista, el problema es que los medios son eso lo que recogen, bien porque son oficialistas, bien porque están bloqueados. Y hay una gran parte de Venezuela, y un mundo ahí fuera que no entiende porque parece que el país disfruta solo haciendo protagonista a Chávez y olvidándose de todos los problemas diarios. Pero claro, los dictadores saben muy bien lo que hay que darles a las masas para mantenerlas dentro del rebaño: espectáculo.
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