No, no es que a un conductor le hayan quitado 16 puntos del carné por conducir fumando. 16 son los puntos de sutura que tuvo que recibir el propietario de una bolera de Montehermoso (Cáceres) después de que un joven fumador de 25 años le agrediese con una botella por prohibirle fumar en su establecimiento. Así de sencillo, y de lamentable.
Por si fuera poco, en el mismo incidente otros tres clientes resultaron heridos en la pelea desencadenada por un simple cigarrillo. El propietario del establecimiento quiso impedir la pelea y separó a los clientes, fumadores y no fumadores, que se estaban enfrentando porque a unos les molestaba el humo de los otros.
Pero este no es el único incidente que ha tenido lugar desde que la reforma de la ley antitabaco entró en vigor el pasado domingo 2 de enero. Ayer mismo un hombre fue detenido por insultar y agredir a una enfermera del hospital de Cruces de Baracaldo (Vizcaya) que le había recordado que estaba prohibido fumar en el recinto hospitalario.
¿A dónde vamos a llegar? Los fumadores se quejan de la intolerancia que los no fumadores tenemos hacia ellos. Sé que estos son, afortunadamente, dos casos aislados, que no se puede generalizar y que la mayoría de los fumadores, aunque con rabia y resignación, están cumpliendo la ley y adaptándose poco a poco a estos cambios.
Sin embargo, no puedo evitar preguntarme cómo alguien puede pedir respeto y tolerancia cuando sus únicos argumentos son los insultos y las agresiones. Estas personas me dan mucha lástima y pena. Ponerse así de agresivos, perder los papeles por un simple cigarro es triste, muy triste. Realmente, cuando llegan a estos extremos tan lamentables me recuerdan a yonkis, a drogadictos que solo piensan en su dosis y que no les importa lo que tengan que hacer con tal de conseguirla. Esperemos que poco a poco los malos humos desaparezcan.
Fuente | El País