Su Gobierno de centroderecha ya no tiene la mayoría en el Parlamento tras la escisión de su antiguo aliado Gianfranco Fini, el poderoso presidente de la Cámara Baja que tiene el apoyo de 34 diputados y diez senadores.
El primer ministro tiene previsto convocar una moción de confianza en cuanto las cámaras legislativas vuelvan al trabajo en septiembre, obligando a sus rivales conservadores a votar por él o llevar al país a las urnas. Las próximas elecciones están previstas para 2013.
Si pierde la votación – que incluirá un programa de cinco puntos, con reformas fiscales y cuestiones judiciales -, el presidente de la República, Giorgio Napolitano podría designar un gobierno provisional o convocar los comicios.
Berlusconi dijo que unas elecciones anticipadas serían la única posibilidad realista.
«No creo que haya ninguna otra alternativa para el bien del país,» dijo a la prensa tras reunirse con líderes de su partido Pueblo de la Libertad en Roma.
Cuando le preguntaron si los comicios deberían celebrarse hacia fin de año, contestó: «Absolutamente sí. Cualquier otra cosa sería una pérdida de tiempo.»
El primer ministro dijo que los sondeos que ha visto dan a su partido y la Liga del Norte, su socio en la coalición, más del 50 por ciento de los votos.
Sigue sin estar claro si los diputados y senadores ‘finianos’ votarán contra el Gobierno, aunque sus declaraciones públicas sugieren que no les agradaría la idea de convocar elecciones anticipadas. Italo Bocchino, uno de los lugartenientes de Fini, dijo en el diario La Repubblica que su gripo votará con la mayoría de centroderecha.
«Le apoyaremos porque tenemos un compromiso con los votantes», declaró en la entrevista publicada el viernes.
El enfrentamiento entre los dos principales políticos de derechas en Italia estalló tras varios escándalos de corrupción, que provocaron la dimisión de dos ministros. Fini ha aprovechado su posición de presidente de la Cámara Baja para reforzar las críticas sobre Berlusconi, a medida que sus aliados caían bajo investigaciones judiciales. Esto ha enfurecido al primer ministro, y pocos creen que sea posible una reconciliación.