En una moción de confianza el miércoles convocada tras la escisión del partido gobernante Pueblo de la Libertad (PDL), Berlusconi obtuvo 342 votos a favor y 275 en contra, pero necesitó el respaldo de los partidarios de su rival Gianfranco Fini.
En un discurso ante el Senado el jueves, en el que repitió los argumentos que pronunció en la víspera en la Cámara Baja, Berlusconi insistió en que el resultado reforzaba al Gobierno y que agotaría su mandato hasta 2013.
«La mayoría es fuerte (…) el Gobierno está en posición de completar su legislatura», dijo.
Pero el clima político tóxico generado por la división quedó de manifiesto el jueves cuando Giuseppe Ciarrapico, un senador del ala ultraderechista del PDL, acusó a Fini de traición reiterada, una comparación que ha sido ampliamente denunciada como antisemita.
«¿Han pedido ya sus kippahs? (solídeo judío) porque de eso es de lo que se trata», fue citado por la agencia de noticia Ansa.
El futuro del Gobierno de Berlusconi ha estado en la balanza desde julio, cuando expulsó a Fini del partido que ambos fundaron en 2008 para tratar de unir el centro-derecha.
La división dejó a Berlusconi sin una mayoría parlamentaria asegurada ya que Fini se llevó más de 40 diputados y senadores, y la moción de confianza dejó clara que su supervivencia política defendía de ellos.
«En realidad, el Gobierno consiguió un salvavidas que está lleno de peligros ocultos», escribió el comentarista Massimo Franco en el Corriere della Sera. «Silvio Berlusconi ya no tiene una mayoría independiente».
La votación del miércoles tenía por objetivo demostrar que Berlusconi aún tenía los números para gobernar en el Parlamento, pero pocos observadores están convencidos.
Ya que las elecciones antes de fin de año parecen poco probables, la atención se ha centrado en la perspectiva de comicios en primavera, una estación tradicional para votar en Italia, y las especulacoines se centran en marzo.