Los temores por la petición del triunfante Nueva Alianza Flamenca (N-VA) para que Bélgica se divida en zonas lingüísticas, y el riesgo de que una negociación prolongada de la coalición pueda retrasar los recortes al gasto público, hicieron subir ligeramente el lunes la prima que los inversores piden para contener los bonos del gobierno.
«El partido que obtuvo el mayor número de votos es un partido separatista y pone encima de la mesa la cuestión de quién va a devolver la deuda a largo plazo…», dijo Peter Chatwell, un estratega de Credit Agricole.
El rey Alberto comenzó el procedimiento post-electoral al recibir al primer ministro saliente Yves Leterme y aceptar formalmente la dimisión de su gobierno tras los comicios del domingo. También recibió a los presidentes de ambas cámaras del Parlamento.
Al menos cuatro partidos serán necesarios para formar una coalición y se espera que el Rey celebre con rapidez más consultas con los líderes de los partidos flamencos y francófonos.
El N-VA, dirigido por el historiador de 39 años Bart De Wever, emergió como el partido más fuerte en la región de habla holandesa de Flandes, en el norte de Bélgica, y consiguió una mayoría de votos en país de 10,6 millones de personas, dividido lingüísticamente.
Los socialistas del PS, de habla francesa, quedaron en segunda posición en el cómputo general, aunque fue el partido más votado en la región francófona de Valonia, en el sur.
Los resultados finales aún están pendientes de confirmación pero las proyecciones dan 27 escaños al N-VA en la Cámara Baja del Parlamento, uno más que el PS.
No obstante, junto a los socialistas flamencos, el PS podría formar el mayor grupo parlamentario, lo que supone que el líder del PS, Elio Di Rupo, podría convertirse en primer ministro.
NEGOCIACIONES DIFÍCILES POR DELANTE
Diarios de habla francesa y holandesa destacaron la dificultad que afrontan De Wever y Di Rupo para formar un gobierno que tendrá que aunar las diferencias ideológicas.
«La cuestión evidentemente es saber si Bart De Wever es realmente capaz de formar parte de un proceso de negociación con los francófonos», escribió La Libre Belgique, de lengua francesa.
De Wever querrá hacer valer su promesa de transferir más competencias a las regiones en Bélgica, un país que acoge las sedes de la Unión Europea y de la alianza de la OTAN y es miembro de ambas organizaciones.
Pero para formar un gobierno, el líder flamenco necesitará hace concesiones para apaciguar a sus socios de coalición y por el momento no hay perspectivas de una secesión en Bélgica.
Unas conversaciones prolongadas podrían provocar una parálisis política hasta la formación de un gobierno, lo que haría al país más vulnerable en los mercados financieros que siguen muy de cerca la crisis de deuda soberana entre los países de la zona euro.
La prima de riesgo de la deuda belga a 10 años frente al bund alemán subió ligeramente y algunos temen que podría aumentar más si no hay un gobierno formado para septiembre.
La UE dijo que no estaba preocupada por la fuerza del compromiso belga con el bloque de 27 países y no pareció muy preocupada tampoco por el hecho de que no haya nuevo gobierno a dos semanas vista de asumir la presidencia de turno del bloque.
«Bélgica es socio fundador de la Comunidad Europea y esperamos que siga Bélgica siga mostrándose firme en su compromiso. No tenemos dudas al respecto», dijo Pia Ahrenkilde Hansen, una portavoz de la ejecutiva Comisión Europea.