Si hoy os hablaba de 2011 el año de las protestas, como argumento de todas las revueltas que se están sucediendo en el mundo árabe, ahora quiero hacer especial mención a Bahreim, país que ha tenido el sucio coraje de sacar al ejército a la calle y aplastar a los ciudadanos que se manifestaban en contra de un régimen corrupto y dictatorial. Al menos con 4 muertos, más de 300 heridos, y policías y miembros del ejército que sacan con la fuerza a la mayoría chií asentada en una centra plaza para protestar contra el gobierno.
El país, en su mayoría suní dentro de la corriente islámica, ha aprovechado la protesta para hacer un atentado directo en contra de la libertad (si es que en algún momento existió), llegando con tanques a la plaza donde se concentraba la minoría; lanzando gases lacrimógenos y pelotas de goma. Esto ha sido esta noche. Tras los desalojos, se cierran los accesos al centro de la ciudad, se prohibe el acceso a periodistas, y volvemos a estar en un control absoluto de la información propio de un régimen dictatorial.
Parece que los gobiernos, cuando ven peligrar su silla, no entienden de derechos, no entienden de moralidad, no entienden de nada. Ciertamente dudo mucho, que un país ya de por si dividido, con una minoría importante chií vaya a ir hacia buen puerto de este modo. Y sinceramente, me alegro porque la gente salga a la calle, me alegra que tengan el valor de reclamar su libertad. Lo que ya no me alegran tanto son las decisiones de los que tienen el poder. ¡Últimamente los políticos del mundo dan una imagen vergonzosa!
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