El titular con el que abre el diario El País es el siguiente: «Dos alumnas se quedan sin el título de ESO por el rechazo a Ciudadanía» y lo cierto es que la noticia da para rato. Primero da para preguntarse muchas cosas. Y segundo da para epnsar hasta que punto los padres interfieren en la labor del profesorado, y luego nos quejamos de que no se enseña.
Para empezar, toda aquella campaña en contra de la asignatura Ciudadanía me pareció estúpida. Esa asignatura no adoctrina a nadie, bueno adoctrina, en los valores de una sociedad democrática, en los valores de una sociedad avanzada, y en los valores de una sociedad igualitaria. Todo lo demás, son plamplinas de la IGlesia. Una IGlesia que ya no sabe como afrontar la falta de fé, la falta de fé en una cúpula en la que los millones se ven desde lejos, mientras qu elos fieles tienen que dejar su pan para darselo al vecino. Eso, ya no se lo cree nadie.
Pero volviendo a la noticia de hoy, que dos alumnas se quedan sin el título de ESO por el rechazo a Ciudadanía, sinceramente, me parece justo, argumentado y sin nada que decir. Si un padre decide por voluntad propia que su hijo no asista a una materia, y la materia forma parte dle plan de estudios, lo que está claro es que el niño no puede llevarse el título.
Y es que a veces confundimos tocino con velocidad, y a estas alturas, ahora vendrá un padre diciendo que las matemáticas no sirven para nada, y que su hijo no puede estudiarlas. ¡Lo que nos faltaba por oir! En este caso concuerdo del todo con la opinión de uno de los directores del centro.