Si a Túnez no le bastaba con hacer frente a crear un nuevo gobierno, a construir prácticamente desde cero de nuevo al país. Ahora tiene que atender a una crisis humanitaria procedente del país vecino, Libia. Son miles, las personas que se aglutinan en la forntera solicitando que les dejen pasar al país, huyendo de unos conflictos originados por un gobierno corrupto, y que han desencadenado en casi una guerra cívil por las decisiones de Gadafi.
Y claro, lo cierto es que muchos de estas personas pretenden cruzar la frontera sin documentos, intentan a la desesperada cruzar la vaya, y desde túnez, donde las cosas todavía no están bien definidas, son un grupo de jóvenes los que hacen de vigilantes para evitar que todos crucen la frontera sin la documentación necesaria.
Y ahora nos tocará a Europa, mandar dinero a Túnez, para solventar esta crisis, y permitir campamentos transitorios que aseguren la seguridad de estos refugiados de Libia mientras no se tranquilizan las cosas. Eso, o echarle narices y pararle los pies a Gadafi. Pero eso, por parte de Europa no va a llegar. A no ser que los EE.UU lo impulsen.
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