Parece que a España le va a tocar hacer borrón y cuenta nueva. La situación para las familias y las economías domésticas se agrava, el paro no se frena, los jóvenes no tienen futuro, las pensiones serán más bajas y parece que los únicos derechos que se recuperan son aquellos relacionados con la religión, que en un Estado aconfesional como el nuestro recuerdan más a un pasado rancio que a verdaderos derechos fundamentales. Y el ciudadano de a pie sigue a la espera, a la espera de una coherencia que no llega.
Y es que lo único que se le pide a los políticos españoles, lo digo como española y como votante, es coherencia. Las conversaciones en las calles versan todas sobre lo mismo. No importa si sus protagonistas son de derecha o de izquierda, si han votado PP o PSOE, si son de los que creen que hay que hacer cambios radicales, o si piensan que las cosas solo necesitan volver a su cauce. No importa que sean viejos o jóvenes. Para todos, lo que les falta a los políticos, y por inri al país es coherencia.
Una coherencia que no encontramos cuando el señor Wert habla de poder ausentarse a una convocatoria de oposición a maestro en Madrid por motivos religiosos. Una coherencia política que no se encuentra cuando los niños reciben en los comedores escolares la comida gratuita porque en sus casas ya no hay ni para eso. Una coherencia que no se entiende como tal cuando no se logra un pacto para frenar los deshaucios y colocar la dación en pago. Pero es una coherencia que el gobierno no da, porque sigue enclaustrado en sus posiciones radicales de querer casi volver a la España Una y Libre, porque jamás hubo tanto control de poderes en democracia como con Rajoy. Pero que tampoco Rubalcaba nos ofrece con soluciones que parecen sacadas de un despertar resacoso. Porque España no se arregla con estupideces que se saltan el programa de gobierno al completo. Pero tampoco sacando de circulación los billetes de 500 ni otorgando cheques bebé de nuevo esta vez a lo pírrico, por importes en un único pago de 700€. Eso son solo excusas de quien ni gobierna, ni deja gobernar. Aquí quremos coherencia y que cada cual devuelva lo que se robó. ¿Se pueden poner en eso de acuerdo ambos? Desde luego, con unos cuantos banqueros en la cárcel estoy segura de que tanto PP y PSOE dejarían de desangrarse en intención de voto. Pero parece que el pastel es tal, que ya ni eso importa
Imagen: FSA-PSOE