Partidarios y detractores del mandatario se medirán de nuevo en las urnas el 26 de septiembre en un ambiente muy polarizado, como se vio en el arranque de la carrera electoral cuando la Guardia Nacional lanzó gases contra un grupo de líderes opositores que intentó acercarse a la Asamblea Nacional.
«Ibamos caminando hacia la Asamblea, íbamos a leer un documento y sin mediar palabras la Guardia Nacional comenzó a lanzar bombas lacrimógenas», dijo a periodistas Stanlin González, candidato por la coalición Mesa de la Unidad (MUD).
El incidente probablemente tensará aún más los ánimos entre los que defienden al mandatario antiestadounidense como el campeón de los pobres y los que lo acusan de seguir el modelo comunista de su aliado cubano Fidel Castro.
Precisamente, el presidente venezolano era el gran ausente en el arranque de la campaña debido a que estuvo en Cuba visitando a Fidel y al presidente cubano, Raúl Castro.
«Durante unas cinco horas, ambos líderes (Fidel y Chávez) abordaron diversos asuntos de la actualidad internacional, en particular, los graves riesgos de una guerra nuclear que se cierne sobre la humanidad», dijo la televisión estatal cubana.
Mientras el oficialismo advierte de que una victoria de la «contrarrevolución» amenaza los programas sociales del Gobierno para los pobres, sus críticos quieren centrar la campaña en las alarmantes cifras de inseguridad y un escándalo de corrupción en una empresa estatal de alimentos.
Además, los comicios serán un barómetro sobre el respaldo de los venezolanos a Chávez de cara a las presidenciales de 2012, cuando el militar retirado de 56 años buscará su tercera reelección desde que llegó al poder hace 11 años.
Durante cinco años, la Asamblea dominada por el chavismo cambió desde el sistema financiero y educativo hasta la agricultura y las Fuerzas Armadas, aprovechando que los partidos de oposición se retiraron en bloque de los comicios alegando falta de garantías electorales.
POPULARIDAD BAJO PRESION
Aunque es poco probable que los adversarios del líder izquierdista logren la mayoría, aspiran a capitalizar la debilidad del mandatario y lograr al presentarse unidos al menos un tercio del hemiciclo, suficiente para impedir que el oficialismo apruebe cambios legislativos de gran alcance.
El mandatario venezolano llega a los comicios con su popularidad en mínimos de cinco años, arrastrada por la alta inflación, el racionamiento de luz, el auge del crimen y el decaimiento de los programas sociales del Gobierno.
El estudio más reciente de la encuestadora Consultores 21, realizado entre 1.500 personas con un margen de error del 2,3 por ciento, mostró que el apoyo al mandatario bajó al 36 por ciento en julio desde el 43 por ciento a principios de 2009.
«La popularidad del presidente viene declinando lentamente durante el último año y medio, pero el descenso se aceleró en los últimos meses», dijo a Reuters el director de la firma Saúl Cabrera, que hizo el sondeo para una empresa privada.
La mayoría de las encuestas muestran la tendencia a la baja en los índices de aprobación de Chávez, desde que tocara máximos en 2006 tras ganar la reelección presidencial.
A pesar de su aparente debilidad y los crecientes problemas que enfrenta el Gobierno, Chávez sigue siendo el político más popular en el país petrolero y su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) cuenta con ingentes recursos humanos y materiales para afrontar las cuatro semanas de campaña.
Decenas de miles de «militantes socialistas» arrancaron el miércoles una campaña para convencer a los votantes indecisos puerta por puerta, mientras analistas señalan que un cambio realizado este año a los distritos electorales facilitaría al oficialismo revalidar su mayoría en la cámara.
CRIMEN EN ESCENA
Pese a que Chávez es un experto en fijar la agenda política y ganar elecciones -sólo ha sido derrotado una vez en 13 votaciones-, un tema que parece escapar de su control podría dominar la campaña: el auge de la criminalidad en el país de 28 millones de habitantes.
Venezuela tiene una de las tasas de criminalidad más altas del mundo y sólo el año pasado entre 13.000 y 16.000 personas fueron asesinadas por el hampa común según cifras no oficiales, casi tres veces más que en 1998.
Sondeos muestran que la inseguridad es el principal problema de los venezolanos y consideran que el Gobierno ha fracasado para reducir este flagelo, en contraste con las calificaciones positivas en alimentación, educación y salud.
Además, la administración Chávez está en aprietos para explicar qué sucedió con el hallazgo en junio de millones de kilos de comida en descomposición que habían sido importados por el Estado para distribuirlos en sus populares programas de alimentos subsidiados.