Zapatero se encontró con su «hora de la verdad». A cada uno le llega de un modo diferente, si los que somos pesimistas hubiésemos estado en el Gobierno habríamos vivido los dos últimos años, en especial los últimos meses, con la sospecha de que no sería posible una política de izquierda, pero Zapatero, como no es pesimista, lo ha seguido intentando hasta que afrontó ese momento mortal.