Aunque todos seguimos hablando todavía de elecciones, lo cierto es que nos convendría, más allá de prestar atención a la campaña, que ya parece decidida antes de llegar a las urnas, mirar hacia un lugar del que todos dependemos: la situación actual de España. Una situación que no pinta nada bien. Nada bien para nadie. Y este es el mapa de paro con el que se encontrará el candidato a presidente que gane las elecciones generales del 2011.
Desolador con mayúsculas diría yo. Y si los datos los partimos por provincias, hay lugares en los que es mejor poner un veto de entrada, porque allí como no sea a morir de hambre, no se va a otra cosa. A eso, habría que añadir lo de los jóvenes, un factor que deja mucho que desear en un país cuya natalidad está por los suelos. Y es que saber que una generación más que preparada está condenada a ser becario más allá de los 30 y con suerte, porque más del 40% están en paro, es como poco para preguntarse que hacer.
Y es que de este modo, se empieza a entender lo que han hecho muchos jóvenes, que han dejado los estudios, porque si los estudios un día supusieron ser una calidad de vida y un trabajo mejor, hoy suponen, al menos en la mayoría de los casos, una carga más para encontrar trabajo. Un trabajo que no existe. Y que hay que crear. Y para crearlo, hay que enseñar como. Y no en España, porque ser pioneros aquí es casi surrealista, pero en muchos otros países europeos, como Austria o Alemania, las universidades imparten asignaturas obligatorias de como buscar empleo, y de como crear el propio. Sería un pequeño paso. Que solo no haría nada, pero que marcaría un punto de inicio ante tanto miedo