«Ahora, es hora de pasar página», dijo Obama en un discurso desde el Despacho Oval, desde el mismo escritorio que el presidente George W. Bush usó para declarar el comienzo de la guerra en 2003.
Obama, quien heredó la guerra de Bush y libra otro conflicto en Afganistán, dijo que había cumplido la promesa de campaña que hizo en 2008 de poner fin a las operaciones de combate estadounidenses en Irak y que «el pueblo iraquí ahora tiene la responsabilidad de la seguridad de su país».
El primer ministro de Irak, Nuri al-Maliki, había indicado anteriormente que su país «hoy es soberano e independiente».
Pero muchos recelan dado que la fuerza militar estadounidense quedó reducida cuando la violencia continúa y siguen estancados los esfuerzos para formar un nuevo Gobierno, seis meses después de unos comicios que no arrojaron un claro ganador.
Desde la invasión de 2003, Estados Unidos ha gastado casi un billón de dólares en el conflicto y más de 4.400 soldados estadounidenses y más de 100.000 civiles iraquíes han muerto en él.
Una encuesta reciente de CBS News determinó que un 72 por ciento de los ciudadanos cree ahora que la guerra no valió la pérdida de vidas estadounidenses.
El punto muerto en Irak ha incrementado las tensiones mientras los políticos negocian un acuerdo y los insurgentes llevan a cabo ataques que buscan socavar la fe en las fuerzas de seguridad locales.
«Esta noche, insto a los líderes de Irak a avanzar con urgencia para formar un Gobierno que sea justo, representativo y responda al pueblo iraquí», manifestó Obama.
El mandatario, que se opuso a la guerra desde el principio, dijo que habló antes con Bush por teléfono. Se abstuvo de elogiar a Bush, como los republicanos habían exigido, por iniciar una estrategia de aumento de tropas en 2007 que ayudó a cambiar el equilibrio en la guerra.
«Es bien sabido que él y yo estuvimos en desacuerdo sobre la guerra desde un comienzo. Pero nadie puede dudar del apoyo del presidente Bush a nuestras tropas, o su amor al país y su compromiso con nuestra seguridad», indicó Obama.
LA ECONOMIA Y LAS ELECCIONES
Obama buscó relacionar el fin de la misión de combate en Irak con sus esfuerzos por hacer bajar una tasa de empleo alta – 9,5 por ciento – que pone en peligro al Partido Demócrata en las elecciones legislativas del 2 de noviembre.
Los estadounidenses esperan que Obama muestre liderazgo para poner en marcha la economía local, y algunos analistas cuestionaron que haya puesto su atención en la política exterior esta semana – Irak y las negociaciones de paz en Oriente Medio -, en un momento en que hay temores de una recesión de doble caída.
En el mismo tono sobrio que utilizó para hablar sobre la guerra, Obama buscó disipar esos temores.
«Hoy, nuestra tarea más urgente es restaurar nuestra economía, y poner a trabajar otra vez a los millones de estadounidenses que han perdido sus empleos», dijo Obama.
«Esto será difícil. Pero en los próximos días, será nuestra misión central como personas, y mi responsabilidad central como presidente», agregó.
En un aparente golpe a Bush, Obama dijo que en el transcurso de los últimos diez años Estados Unidos no ha hecho lo necesario para apuntalar su economía.
«Hemos gastado más de un billón de dólares en la guerra, financiado con frecuencia por préstamos en el exterior. Esto, a su vez, ha restado inversiones en nuestro propio pueblo, y contribuyó a registrar déficits récord», explicó el mandatario.
La Casa Blanca buscó evitar cualquier comparación entre el discurso de Obama y el que en mayo de 2003 dio Bush cuando declaró el fin de las principales operaciones de combate en Irak frente a un cartel que decía «Misión cumplida», sólo para que la violencia se disparara en los meses y años siguientes.
Bush lanzó la guerra por sospechas de que Irak poseía armas de destrucción masiva. Esas armas nunca fueron encontradas.
Obama, que puso el foco en Afganistán cuando asumió la presidencia a comienzos de 2009, prometió cumplir el plan de comenzar la retirada de las tropas estadounidenses en el verano de 2010.