Ayer os contábamos los primeros resultados políticos de la suspensión del partido de fútbol Serbia-Italia a causa de los altercados producidos por los inchas serbios de la ultraderecha.
Consecuencias políticas por el partido de fútbol Serbia Italia
Hoy las consecuencias políticas se han disparado. Y es que de un lado y del otro se han producido declaraciones que en algunos casos exigen hasta la dimisión de ministros. De hecho, en Italia, los acontecimientos deportivos pasaron a ser parte de la agenda política. Desde la oposición se pidió directamente la dimisión del Ministro del Interior, Roberto Maroni, por permitir que entraran en el país muchos inchas serbios calificados de ultranacionalistas y fascistas y luego dejarles entrar en el estadio cargados de bengalas y otros objetos.
Roberto Maroni respondió a las acusaciones comparando el caso con la matanza de Heysel ocurrida en 1985, en un partido de la Copa Europa entre la Juventus y el Liverpool. Además afirmó que los policías hicieron un magnifico trabajo y que fue la mejor estrategia para vencer a los ultras.
Llamado de atención a la policía serbia
Otro dirigente italiano declaró contra la policía serbia, acusándola de la escasez de información y falta de colaboración al no enviar refuerzos policiales. Desde Italia, la alcaldesa de Genova, ciudad en la que se disputo el partido de fútbol, también pidió aclaraciones de este modo: «Alguien debería explicarme cómo es posible permitir que 400 personas pongan a sus pies una ciudad entera»
Disculpas desde Belgrado
Desde Serbia, los principales dirigentes no se cansan de pedir disculpas y de cargar duramente contra los incidentes ocurridos. La Asociación Serbia de Fútbol ha señalado que exige «una rápida investigación» estatal por la «deshonra y vergüenza que provocaron los aficionados. Fue un acto de agresión que va más allá del fútbol».
Escaso control en el estadio de Génova
El ministro del interior serbio, Ivica Dalic, declaró contra la pasividad de la policía italiana al dejar pasar a los ultras con bengalas, alicates y cuchillos. Hecho que según él, en Belgrado no hubiera ocurrido.
Las conclusiones de los hechos y de las declaraciones son claras. Unos y otros se lamentan por lo ocurrido. Y Serbia busca a toda costa un lavado de imagen tras los incidentes provocados por los ultraderechistas, que a pesar de ser una minoría en el país, hacen mucho ruido. Creo que además lo sucedido debe ser un ejemplo para que el resto de países que no estamos implicados veamos a lo que llevan los ultranacionalismos y todos los extremos en política. Tomemos ejemplo, y luchemos por una Europa más liberal, más segura y en dónde todos tengamos cabida, haciendo callar a esa minoría que se cree dueña y señora del mundo y que pretende con sus actos vandálicos callar a una mayoría que lucha por el porvenir.
Noticia | El País
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