Con esa galería comienzo por enésima vez el mismo argumento, pero en un artículo y basándome en un tema diferente. Y empiezo por el final. Empiezo por la conclusión, porque con ella he abierto el título. Crean ustedes en lo que quieran creer. Porque está claro que la verdad absoluta no existe, pero la relativa nadie, al menos en el mundo periodístico parece querer encontrarla. Con los dos titulares de El Mundo y El País de hoy debería darnos vergüenza. Sí, digo vergüenza. Vergüenza a todos los que ejercemos esta magnífica profesión, que parece haber dejado de ser tal para jugar con los intereses políticos.
Así, contamos mentiras. Proponemos opiniones como información pura y dura, y vendemos una objetividad que cambia con el título del diario. Y todo ello sin darnos cuenta que poco a poco, el periodismo se está ganando a pulso lo que se han ganado los políticos; que los ciudadanos ya no nos escuchen. Ya no nos lean. Al menos que no se crean lo que contamos. Y eso es solo culpa de los periodistas, o mejor dicho, de los directores y editores que marcan las pautas de lo que se debe y lo que no se debe decir o del enfoque que se le da a la información.
Solo digo que cada uno vaya por su camino. Y mientras tengamos rebaños de ovejas que votan sin pensar por toda una vida a unos o a otros, todo se mantendrá. Pero si las cosas cambian, y lo espero por el bien del país, no se pregunten que ha pasado, porque todo lo hemos ocasionado nosotros mismos.