Éramos pocos, y parió la abuela. Por si no nos bastase con ministros que se dicen y se desdicen, que se inventan problemas en la sociedad dónde no los hay y que pecan de prepotentes quitándonos lo poco que el Estado debe garantizar por ley aumentando las tasas de todo hasta lo impagable, ahora va y aparece Aznar. Y lo hace para quiénes pensábamos que todo tiempo pasado fue mejor, y para quienes empezábamos a olvidar las andanzas de sus dos períodos de gobierno. Porque el de ZP todavía está muy reciente, pero el anterior del PP ya se nos ha olvidado a unos electores que para suerte de los políticos tenemos muy mala memoria.
Pero volviendo a lo que les quería contar. Aunque parezca mentira, que alguién que cobra un vitalicio en tiempos de crisis, y que tiene a su señora bien sentada en la Alcaldía de Madrid, pero que ahora ya nada tiene que ver con la política, venga a explicarnos desde la FAES, su famosa fundación lo que deben hacer desde el gobierno popular con la crisis. Y encima con la prepotencia que ha caracterizado a este individuo.
Así, frases de naturaleza ya diría yo de ultraderecha cómo las siguientes vienen de quién menos debería hablar en la situación actual:
Empiezan a abundar desde una sediente portavocía de la sociedad civil las proposiciones arbitrarias que pretenden hacer pasar por proyectos de reformas meditados lo que no dejan de ser ejercicios más o menos bien intencionados de retórica política.
ó
carecen de la solvencia exigible a quienes pretenden en erigirse en guías improvisados de una gran nación
Y es que claro, la mano dura que siempre le ha gustado al señor Aznar evitando por todos los medios, como dice él, eliminar todo a aquel que piense diferente, no es muy diferente a los recursos que usan las grandes dictaduras; y utilizar la mayoría de las urnas, más que perdida en las últimas encuestas para aprobar decretazos, es de todo menos «solvente» y democrática. En fin, que quizás más nos valdría, desde todos los ámbitos políticos hacer autocrítica, porque si cuándo gobernaba ZP la culpa era toda de él, y ahora con Rajoy, el culpable sigue siendo Zapatero, o los mercados, o incluso Europa, parece cómo mirar a otro lado, al lado de los privilegios adquiridos antes que al del ciudadano. Y el voto, no da derecho a nada de eso…
