Si un partido tiene al alcance de su mano la posibilidad de entrar por vez primera en un gobierno de coalición, ¿es inteligente acusar a su futuro socio de promover ideas «totalitarias, racistas y fascistas»?
Si un partido tiene al alcance de su mano la posibilidad de entrar por vez primera en un gobierno de coalición, ¿es inteligente acusar a su futuro socio de promover ideas «totalitarias, racistas y fascistas»?