¿Por qué nuestros políticos no dimiten?

La política española está en sus peores momentos, y en este caso parece que lo de no dimitir, pase lo que pase nos da a entender a los ciudadanos que no hay en quién confiar.

Parece que el mundo de la política actual está realmente revolucionado, porque de un lado, del otro, y del de más allá, en realidad parece que no cometen ningún error, o al menos, nada que vayan a admitir como tal. No se trata únicamente del caso del PP, de Rajoy y de Bárcenas, que es quizás el más exagerado de los que estamos viviendo. Sin embargo, el PSOE en Andalucía, tiene casos abiertos, por no olvidarnos del tema de Cataluña. Vamos, que hay para todos los gustos.

Sin embargo, al menos los partidos con más escaños demuestran una única cuestión, que en sus filas, nadie dimite. Y claro, viendo casos como los europeos en los que por copiar una tesis, por tener una cuenta en un paraíso fiscal o incluso por declaraciones poco afortunadas dimiten las más altas cabezas de gobierno, ¿Por qué nuestros políticos no dimiten?

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Yo creo que para entender ¿Por qué nuestros políticos no dimiten? hay que entender el sistema actual español. Tenemos un bipartidismo puro en el que en realidad el PP y el PSOE parecen enemigos aférrimos, pero que solo de cara a la galería son tal. En la práctica se entienden para turnarse en el poder, y al final no les compensa tomarse seriamente lo de pedir dimisiones en la bancada contraria, ya que sería como ponerles en bandeja la misma decisión para cuando algo pase en sus filas. En cuanto a los partidos minoritarios, en parte han copiado la estrategia, y en parte han sido clave para los gobiernos regionales en coalición, con lo que exigir dimisiones sería caer ellos también.

O sea, que al final, después de más de 30 años de democracia nos encontramos con que todos los políticos y partidos grandes acaban por someterse entre sí a la ley de que se vaya pasando el malestar sin dimisiones, y viendo que de momento, no les ha ido tan mal con una oposición complaciente, tendríamos que cambiar de forma de votar para que las cosas cambiasen. Eso y contar con un sistema electoral más justo, que de momento, no parece estar en el horizonte.