Mendigos por afición

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Las calles de Madrid acogen estos días a dos  Lazy Beggars o, lo que es lo mismo, mendigos que no piden dinero para comer o para sobrevivir, sino para gastárselo en drogas o alcohol y, lo más asombroso, que viven, o quizá sería mejor decir malviven, así, en la calle, a la intemperie, sin hogar, no por necesidad o porque no les quede otro remedio, sino porque quieren, por afición.

Está claro que cada uno hace con su vida lo que quiere y la vive a su manera. Pero cuanto menos resulta chocante y muy sorprendente saber que hay personas que viven en la calle porque lo han elegido así y no porque las circunstancias les han empujado y les han obligado a ello.

Con la que está cayendo hoy en día con la crisis económica que, en mayor o menor medida, nos está afectando a todos. Con la de familias que lo están pasando francamente mal para llegar a final de mes y, lo que es más grave y más preocupante, no para pagar alquileres e hipotecas, que también, sino para dar de comer y vestir a sus hijos. Y aun así, hay quien prefiere vivir en la calle de la caridad de los demás. Lo siento. Por más vueltas que le doy a este asunto no consigo entenderlo. No me entra en la cabeza.

Y, por si fuera poco, con todo este asunto, como con muchos otros, terminarán pagando justos por pecadores. Las calles de Madrid y de otras muchas ciudades, ya sean grandes o pequeñas, cada vez están más llenas de gente que pide dinero, ya sea para comer o para drogas o alcohol. Y, en general, a la gente le molesta cada vez más este acoso no solo en las calles, sino también en cafeterías, bares o restaurantes. La gente está harta de que le pidan dinero porque muchas de esas personas ya tienen suficiente con pensar de dónde van a sacar ellas ese dinero que tanta falta les hace y que, al mismo tiempo, tanto les reclaman otras personas a las que no conocen de nada.

Por mucho que los Lazy Beggars afirmen abiertamente, sin esconderse y sin ningún tipo de tapujo que piden dinero para cervezas y para porros, nadie desconoce a estas alturas que son muchos los mendigos que en realidad también piden dinero para esos productos aunque digan que lo hacen para comer, por ejemplo, un bocadillo.

 Y aquí está precisamente el riesgo, en que la gente los meta a todos en el mismo saco y ya no quiera dar dinero a ninguno alegando que todos son unos viciosos que viven así porque les da la gana. Por otra parte, me gustaría saber qué piensan de estos Lazy Beggars todas esas personas que viven en la calle porque no les queda otro remedio. Esto debería hacernos reflexionar a todos sobre los motivos que han llevado a estas personas a preferir vivir en la calle de la caridad ajena y fuera del sistema y de la sociedad.

Fuente | ABC