Solo han pasado ocho días desde la entrada en vigor el pasado domingo 2 de enero de la reforma de la ley antitabaco y en este tiempo las críticas, las reacciones a favor y en contra, las consecuencias, no dejan de apabullarnos. Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de las amenazas y las quejas de los hosteleros, que aseguran que esta ley provocará que muchos establecimientos cierren, dejando en el paro a propietarios y camareros.
Está claro que, conforme vaya pasando el tiempo, los malos humos desaparecerán, nunca mejor dicho, y los ánimos se calmarán y todo volverá poco a poco a la normalidad. Pero hasta entonces, seguiremos sorprendiéndonos con el aluvión de reacciones que esta ley ha suscitado.
La última reacción es una encuesta que asegura que el 85% de los españoles seguirá yendo de bares como antes de la ley antitabaco. Por el contrario, solo el 15% afirma que irá menos a establecimientos hosteleros porque ya no puede fumar en ellos.
De ese 85% que no está dispuesto a quedarse en casa, el 75% afirma que su asistencia a locales de hostelería será igual que antes, mientras que el 10% restante asegura que ahora que ya no se puede fumar en su interior, acudirán todavía más a bares, cafeterías, restaurantes o discotecas para tomar un aperitivo, un café, comer o tomar una copa.
Casi dos tercios de los españoles, el 62%, se declaran bastante o muy de acuerdo con la ley antitabaco que entró en vigor hace ocho días. Todos estos datos no me cuadran con las reaccione que está suscitando la ley antitabaco, especialmente entre los fumadores y los hosteleros.
Imagino que, como suele ocurrir casi siempre, los que protestan, los que se quejan y los que están en contra, aunque sean menos, hacen mucho más ruido y de esta forma parece que son más. Es la única explicación que encuentro. Pero, como siempre, el tiempo pondrá a cada uno en su sitio.
Fuente | El País
