La polémica de la visita del Papa

ratzinger2

La visita del Papa Benedicto XVI a Barcelona y a Santiago de Compostela ha levantado una gran polémica y, sobre todo, ha sacado a la calle a los ciudadanos ateos que no están de acuerdo con la visita de Joseph Ratzinger a nuestro país. Las protestas se han concentrado en Barcelona, donde se han organizado movilizaciones llamativas y originales. Manifestaciones, una fiesta denominada Habemus Party, una concentración de mujeres que se autoproclaman zorras y pecadoras, una reunión de homosexuales besándose e incluso una conferencia titulada La Santa Mafia, el imperio económico de la Iglesia.

Como se ve, la visita del Papa ha despertado la imaginación de los ciudadanos laicos y anticlericales que quieren hacerse oír y robar así  protagonismo a Ratzinger, a quien consideran persona non grata. Así, desde hace cuatro meses la plataforma Yo no te espero, que está formada por 60 colectivos, ha trabajado para recibir al Papa de una manera distinta.

Sin embargo, estos colectivos han querido dejar claro que no es la visita del Papa lo que más les molesta, sino el recibimiento que le van a dar las autoridades tanto locales y autonómicas como nacionales. Si durante estos últimos días hemos podido ver el negocio que esta visita supone, especialmente en Santiago de Compostela, con la venta de banderas, postales, chapas y multitud de productos conmemorativos de la visita, los ciudadanos ateos también han creado sus propios souvenirs para protestar contra el Papa. Así, los alrededores de la Sagrada Familia se llenarán de banderas que dejarán ver el malestar que esta visita ha provocado entre muchos ciudadanos de Barcelona y que se dejará notar también con banderines o chapas.

El principal motivo del descontento que ha provocado la visita de Ratzinger a nuestro país es el elevado gasto público que conllevará. Por otra parte, son muchos los ciudadanos que creen que el recibimiento de las autoridades al Papa creará malestar y un agravio comparativo con los ciudadanos que profesan otras religiones.

Por si fuera poco, los vecinos critican también las excesivas medidas de seguridad que se van a desplegar en las doce manzanas que rodean la Sagrada Familia: registros de los vecinos que viven en las viviendas de esa zona, restricciones de tráfico, cambios en el transporte público o controles policiales.

Como se ve, a los vecinos les sobran los motivos para protestar contra la visita del Papa a Barcelona: religiosos, económicos y de convivencia. Y razón no les falta. Realmente llama la atención que las autoridades de un Estado que se declara aconfesional desde la Constitución de 1978 reciban de esta forma al Papa y, sobre todo, que destinen tanto dinero público al recibimiento con la que está cayendo por la crisis.

Nadie duda que en una democracia los ciudadanos tienen libertad para expresar sus creencias políticas, ideológicas o religiosas. Y lo más importante en todo este asunto es que tanto los cristianos como los ateos se sientan libres para demostrar sus sentimientos hacia esta visita de Ratzinger. Pero veremos si las autoridades y la policía permiten el normal desarrollo de todas las manifestaciones, las favorables y las contrarias.

Fuente | El País