Evitado un nuevo enfrentamiento político en Bélgica a una semana de la disolución de las cámaras

Bruselas.- La posibilidad de un voto a favor de la escisión forzosa del disputado distrito electoral de Bruselas-Halle-Vilvoorde (BHV), que habría llevado a un grave enfrentamiento entre flamencos y francófonos en Bélgica, quedó hoy anulada, a una semana de la disolución de las cámaras.

Todos los partidos francófonos respaldaron la activación del mecanismo constitucional de emergencia conocido como el «timbre de alarma», que impide temporalmente aprobar en el Parlamento una propuesta de ley percibida como una amenaza por alguna de las dos comunidades lingüísticas del país.

La activación de este mecanismo parlamentario excepcional, que hasta ahora sólo había sido utilizado una vez, en 1985, conlleva que los belgas irán a las urnas sin que se haya aclarado la disputa en torno a ese distrito clave (BHV) que engloba a la capital del país.

La fecha más probable para la celebración de las elecciones federales anticipadas es el domingo 13 de junio, según la mayoría de los observadores.

El adelanto se ha vuelto inevitable tras la dimisión hace una semana del gobierno que preside el democristiano flamenco Yves Leterme y la aceptación de la renuncia por el rey.

El desencadenante de esta nueva crisis en Bélgica fue la salida inesperada de la coalición gobernante del partido liberal flamenco Open VLD, impaciente por la aparente falta de avances en las negociaciones para la escisión de BHV.

Todos los partidos flamencos reclaman desde que quedó fijada en 1962 la frontera lingüística entre Flandes (norte) y Valonia (sur) que los distritos de Halle y Vilvoorde, situados en la región flamenca, donde la única lengua oficial es el neerlandés, se separen de Bruselas, la región-capital bilingüe.

Se calcula que en esas dos zonas del Brabante flamenco viven alrededor de 150.000 francófonos, los cuales han podido hasta ahora, pese a vivir en Flandes, votar por listas francófonas y relacionarse en su lengua materna con los tribunales.

Tras la sesión plenaria de hoy, que transcurrió sin provocaciones, los partidos de la mayoría saliente tienen que ponerse de acuerdo sobre los artículos de la Constitución que serán revisados en la próxima legislatura, a fin de llevar a cabo una nueva reforma del Estado federal que permita superar el bloqueo.

Leterme aseguró hoy tener «la conciencia tranquila», porque a pesar de lo ocurrido, «ahora, en 2010, todo el mundo es consciente de que, para darle un futuro al país, se necesita una reforma del Estado».

Desde las últimas elecciones, celebradas en junio de 2007, Bélgica ha vivido en una inestabilidad casi permanente, debido a la incapacidad de los líderes políticos de las dos comunidades para ponerse de acuerdo sobre una mayor descentralización de Bélgica, reclamada por los flamencos y temida por los francófonos.

Una vez que los partidos se pongan de acuerdo sobre la lista de artículos de la Constitución que deberán revisarse, el parlamento se reunirá por última vez, seguramente el jueves próximo, para sancionar la lista, lo que implicará su inmediata disolución y la convocatoria de elecciones en un plazo máximo de 40 días.

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