Es motivo de satisfacción comprobar cómo las Fuerzas de Seguridad hacen lo que deben incluso con una tregua de Eta de por medio. A los terroristas les debe quedar claro que el alto el fuego es cosa de ellos, pero que no hay tal para los cuerpos policiales del Estado, que han de perseguir el delito allí donde se produce, y arrestar a quienes lo perpetran.